Cuando los ángeles lloran


"Cuando los Ángeles lloran"

PROLOGO

¿Qué harías con las pruebas que la vida te pone para medir tu valentía y fortaleza? ¿Que harías si te llegaras a enamorar de un Ángel y el de ti? ¿Más aún si ese Ángel deja todo por ti y tu vives dentro de el? 
Pues esta historia mas alla de ser una novela romantica, con un final feliz, habla sobre problemas algo poco comunes, en los cuales solo es posible una extraña decisión...

En fin, esta es una historia entre un Ángel y una hermosa humana, su cuidadora, Isabella Swan, mejor conocida en su trabajo, en una Florería de los Ángeles, California, como Bella. La cual estudia el 2do semestre de Arquitectura. 
Sus padres viven en Forks, un sitio muy lluvioso y frio. Tiene una amiga del alma, Alice, la cual es totalmente diferente a como es ella.
Empezare a contar como fue que aquel Ángel llamado Edward se enamoró de la que ahora es su cuidadora Bella Swan…

Capitulo:
PRINCIPIO & FINAL

- Hola Alice, ¿qué sucede?-decía Bella contestando el teléfono mientras iba por la calle.
- Hi Girl! Te veo en la noche, te tengo que enseñar unos conjuntos hermosos, ¿sí?
- ¡Por favor! ¿De nuevo? Mmm… Vale, pero óyeme… -no termino de decir aquella oración ya que clavo su mirada en un chico, el cual se veía muy mal en el sentido en que respiraba con mucha dificultad
- Bella… ¿Bella?
- Hablamos luego-colgó muy rápido
Aquel chico seguía sin respirar bien. Ella no sabía que a su lado había un Ángel vestido de negro, que es el cual cada persona tiene antes de morir. Este les ayuda a ir por el camino de la luz hacia la paz. El Ángel apresuro su paso, este la veía llegar y le cautivo demasiado, aunque lo que hizo después fue lo mejor.
- ¿Te sientes bien? ¿Te ayudo?-pregunto bella ya a un lado de aquel chico moreno.
- So… lo… a…ire-decia aquel chico y Bella no sabía qué hacer, ¿en qué podía ayudar?, ¿respiración boca a boca? No quizá un inhalador, ¡pero imagínate!, si fuera por uno, ese chico moriría.
- ¿pero, como? Me preocupas…-dijo tomándolo en sus brazos.
- Estoy en mi último lecho de muerte. Eres la primera persona a quien no se le ve malicia en el rostro, por lo cual… -dijo respirando con dificultad. 
- Ve a esta dirección-le entrego una tarjeta, -Cuídalos mucho, sé que es una gran responsabilidad, pero está en tus manos ahora, hice una carta que se encuentra al lado de ellos. Sabía que este día llegaría-agrego respirando, y bella dejo salir unas lágrimas, aun así tomo la tarjeta.
- Pero… no te puedo dejar morir, ¡sería un monstro!
- No… esto ya estaba decidido. Eres la indicada-
- ¿Cómo te llamas?-
- Jacob Black… Cuídate y cuídalos-fueron sus últimas palabras.
- Pero… No chico, ¡Quédate!-fue lo último que logro decir, cuando aquel chico cerro sus hermosos ojos café. 
Algo de ella la hacía sentir culpable de la muerte de ese joven. Pero, ¿porque? Si él ya estaba enfermo… Aquel Ángel vio el alma del enfermo y se dirigió al camino de la paz pero sin dejar de pensar en la joven chica.
Bella se sentía destrozada de que por primera vez una persona había muerto en sus brazos, y que ella no había podido hacer nada por impedirlo. Aunque sabía que con la muerte no se juega, ni se puede detener en esta vida. Para estar muerto hay que estar vivo. Llego la policía, los forenses. Todos y comenzaron a hacerle preguntas.
- ¿Le conocía?-
- No-
- ¿Cómo lo encontró?-
- Allí lo encontré-señalo ida y esta vez pregunto:
- ¿De que murió?-
- Tenía cáncer muy avanzado. Y la verdad ya había durado mucho-aquel policía le respondió y de su bello rostro no dejaban de bajar lágrimas.
Estaba ida porque aquel chico le cautivo como nunca, ¿y porque de esa manera? ¿Porque el primer chico que la mira con aquellos ojos marrones como si le conociera de toda la vida? ¿Y porque la dejo a cargo de algo? A su lado ya se encontraba un Ángel el cual le quiso acariciar las mejillas, Bella sintió ese ligero roce, volteo, pero no vio nada. Mientras que el Ángel no sabía que sentir u oler. Bella siguió su camino hacia la dirección que le había dado Jacob, mientras que el Ángel se dirigió a lo más alto de una torre a conversar con uno de sus amigos.
- Edward, sabes que estas en el grupo de los ángeles Miguel, y que tu misión es luchar contra el mal. Por lo que debes olvidarte de Isabella-
- Carlisle, no sé qué me ha pasado con ella. Pero mirarla así, tan preocupada, y dispuesta a ayudar, y a cumplir con lo que le pidió Jacob… Eso me ha enamorado, y sé que un ángel no se puede enamorar de una humana, pero, ¿cómo le hago? Explícame si tú pasaste por esto-dijo aquel ángel algo aturdido.
Carlisle Rafael el cual está en el grupo de los que ayudan a los enfermos. No respondió, ya que sabía muy bien que Edward era el segundo ángel que pasaba por algo así.
Luego de 30 años y de que Carlisle fuera el primero. 
Bella había llamado a Alice para avisarle que no se podían encontrar, así que volvió a sacar aquella tarjeta. Dirigiéndose a ese sitio, era un barrio no tan rico, pero humilde. Comenzó a tocar la puerta, pero nadie salía. Así que se llenó de fuerzas, abrió la puerta y esta se encontraba abierta. Las luces estaban apagadas, las prendió y se encontró con muchas fotos de Jacob. De nuevo comenzó a llorar. Pero a su lado la acompañaban otras personas o niños. Llorando subió con lentitud y miedo siguiendo aquellos sollozos no tan fuertes, pero visibles. Y se encontró con 2 bebes de unos 2 meses de nacido, una niña y un niño. Al parecer eran hijos de Jacob. Ya que tenían sus mismos rasgos.
- Ya mis niños, no lloren-decía bella, cargándolos a los 2 entre sus brazos. Y debajo de ellos se encontraba la carta. No los quería dejar allí solos así que llamo a su mejor amiga Alice. La cual llego a los pocos minutos. Esta tomo la pañalera y entro al carro, aquel ángel la miraba como si fuera una luz que nunca se apagaría.
- ¿Qué haces? ¿Quiénes son?-pregunto histérica Alice al mirar a aquellos hermosos bebes, pero aun así no dejaba de sonreírles.
- Es una larga historia… Luego te explico. Llévame a mi casa ¿sí? y no interrumpas, leeré esto-dijo Bella respirando con dificultad y miedo, de que se metiera en algún problema legal. Aun así corrió el máximo de los riesgos.

“Quizá en este preciso momento no me encuentre con mis hijos, pero te encuentras tú, la persona la cual no tuvo fuerzas para dejarlos solos en aquella casa. 
Ellos se llaman Elizabeth y Alexander Black. 
Los cuales tienen 2 meses de nacidos, su madre murió dándolos a luz, y lo único que disfrute de ellos fueron los pocos días que me quedaban gracias a mi enfermedad. 
Sé que la persona que está leyendo esto es un Ángel, ya que no dejaría solos a mis hijos, que ahora serán tuyos.
Cuídalos y háblales de mí. 
Espero verlos pronto y sé que serás buen padre o buena madre…
Atte.: Jacob Black”

No dejaban de bajar lágrimas por su rostro, Alice le hablaba y hablaba, pero era como si no tuviera audio, pensaba que por alguna razón del destino puso a esos niños en su camino, que los cuales serían sus hijos. Los criaría y querría como si fueran de ella. Tomo dicha decisión. Los padres de Bella se enteraron cuando aquellos pequeños niños tenían ya un 1 año de edad. Ella trabajo, estudio, y fue madre soltera. Pero sin que la dejara su ángel guardián, que nunca la desamparo. Ella sentía la presencia de alguien. Eso le daba mucha paz, hasta que conoció al ángel Edward en persona. Él estaba tan desesperado que abuso un poco de su don como ángel.
-Lo siento mucho-dijo bella luego de que estando en el parque, su hijo le pegara a aquel ángel en la cabeza, pero él no sentía nada, era como no tener frio ni calor.
- Tranquila-tartamudeo
- Ma…mi-dijo Alex su primera palabra.
- ¡Mi amor!-dijo Bella abrazándolo. –Señor, me llamo Bella, discúlpeme,-agrego estirando su mano.
- No pasa nada, me llamo Edward Miguel-dijo observando su mano por mucho rato y esta le miro atemorizada.
Desde ese día Bella quedo con la intriga, necesitaba saber más de él. Volvió al parque, pero no lo volvió a ver, mientras este si la miraba a ella, y cada vez que sentía sola lloraba. El Ángel Edward solo acariciaba su mejilla haciendo que se estremeciera. Ella comprendía que su ángel de la guarda estaba allí junto a ella.
Hasta que luego de 3 días mirándola así tan triste, regreso al parque. Edward Miguel se encontraba y ahí mismo su alegría volvió.
- -Hola, te había estado buscando-dijo Bella sonando un poco preocupada.
- -Tranquila, estaba ocupado-dijo alegre. -Sentémonos- agrego tomando su mano, y Bella se erizo al tocar semejante piel sedosa.
- -¿Tus hijos dónde están?-pregunto el ángel Edward para sacar conversación.
- -Ahorita están con su tía Alice. Perdón, pero… tengo que hacer algo… o si no me muero-dijo Bella acercándose a él.
Estaba tan cerca y lo logro. Justo lo que quería. Lo beso, como hace tiempo no lo hacía… Ese beso significo mucho para ella, fue mágico, lleno de amor. Aquel ángel siguió tocando y besando cada parte de su piel, hasta que ella se separó.
- ¿Sentiste eso?-pregunto Bella alegre.
- No-dijo aquel ángel, ya que él no siente. Bella se sintió como una estúpida.
- Fue un error, mejor me voy-dijo levantándose.
- ¡No! Espera…
- Lo siento…
Con sus ojos llorosos se dirigió a su casa y Edward le seguía con culpabilidad, sus hijos aun no llegaban por lo cual Bella se quitó la ropa metiéndose a la ducha. A aquel ángel le tocaba lo peor, de que valía ver, si no podía sentir su piel o su calor. Luego de que Bella estuviera más calmada se colocó la pijama y se recostó diciendo “Solo quédate conmigo hasta que me duerma. Sé que estás ahí.” Ella sabía muy bien que su ángel no la desamparaba, Edward hizo caso y espero hasta que durmiera. Salió de aquella casa, la cual era como su segundo hogar, y se dirigió a la playa, para hablar con él, con el ángel Carlisle Rafael…
- Necesito hacer algo, ¡no aguanto más!-decía Edward con los ojos llorosos.
- Edward, no puedes y si pudieras, no debes-
- Si tú lo hiciste, ¿porque yo no?, quiero poder sentirla… tocarla-decía Edward aun con los ojos llorosos.
Este ángel tocado, porque primera vez en 30 años se enamora. O más bien el amor le toco a un segundo ángel. No quería dejar pasar aquella oportunidad, así que decidió contarle todo a Bella. Esta seguía aun dormida y el no dejaba de mirarla, cuando esta despertó se asustó al verlo ahí en su cuarto.
- ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿porque?-pregunto Bella desconcertada. Aunque aún no sabía que Edward conoce su cuerpo mejor que otros, o incluso mejor que ella misma.
- Necesito decirte lo que soy. Porque no siento caricias, calor o tristeza-dijo sentándose a un lado de ella.
- ¿No eres humano?
- No, soy un ángel-dijo Edward, Bella lo miro sin entender, pero al rato reacciono.
- No te creo-dijo Bella con los ojos llorosos
- Me enamore de ti desde el principio, desde que Jacob murió, siempre estuve a tu lado. Cuando fuiste a ver a Elizabeth y Alexander por primera vez. Cuando tuviste tu trabajo en el centro, cuando Alice te regalo ese hermoso conjunto rojo, y sobre todo cuando me pedias que cuidara de tus sueños-dijo y ella no salía del asombro. No se explicaba como sabía todo ello, si nunca tuvo contacto con él. Y no quería creer que fuera un ángel.
- ¡Tú no puedes ser un ángel!-dijo Bella levantándose.
- Mira y veras-dijo Edward tomando y rompiendo un vaso de vidrio, paso un pedazo por su brazo, y no boto sangre ni sintió dolor. -¿Ves?-agrego Edward y ella quedo más ida que siempre. Este trato de abrazarla.
- ¡No! Aléjate de mí, si eres un ángel no sentirás nunca nada por mí. Olvídate de todo y yo tratare de enamorarme de una persona que si sienta mis caricias-agrego en sollozos. Cerró sus ojos y cuando los abrió no lo vio más, ni sintió ruido alguno.
Esta quedo allí destrozada, era la segunda vez que se enamora y tenía que ser de su ángel guardián. Porque siempre lo fue, hasta el día de hoy. La cuido y nunca la desamparo, sus hijos llegaron y la abrazaron al verla llorar, lo mismo hizo Alice.
“Papi te cuidara” decían los inocentes niños...
Aquel ángel regreso a la playa y lloro por 3 días. Se encontraba muy mal al igual que Bella, hasta que decidió que lucharía por ella. Se fue a lo alto de una torre y recordó como murió a los 6 años, cayendo de un árbol y se dejó caer de nuevo, de aquella torre… Fue cayendo poco a poco, el tiempo se hizo lento, recordando aquel momento en que murió. Al otro día despertó en un callejón. Se miró la mano y estaba lleno de sangre, sonrió. Ya que había cumplido con lo que quería.
Bella se había ido unos días de vacaciones sola, dejando a los pequeños gemelos con su tía Alice, ella se dirigió a Brasil a la Isla Esme, la cual era de la madre de Alice. Solo se encontraba con su perro Seth, el cual era un buen amigo y le acompañaba cada vez que recordaba a su ángel Edward. 
Edward caminaba feliz por las calles, ya que la gente lo miraba, pero con cierto desprecio. En un callejón pensando que unos hombres eran sus amigos, lo golpearon quitándole los zapatos. Llego a casa de Bella y lo recibió Alice.
- Disculpa Alice, ¿y Bella?-pregunto Edward y Alice lo miro raro.
- ¿Me conoces?-
- Si, ¿dónde esta Bella?
- Ella se fue a Brasil, a la Isla Esme- 
- Necesito ir con ella
- Pero, ¿qué te paso?
- El amor. La amo Alice, la amo como a nadie. ¡Ayúdame por favor!
- ¡Tú eres Edward!
- Si
- Vale te ayudare…
Alice le ayudo en todo el pasaje y llamo a un contacto que le ayudaría a llegar a la Isla. Tardo todo un día, el ángel Edward estaba tan ansioso que no podía esperar ni un minuto más. Cuando llego a la Isla, Seth capto muy rápido su presencia. Bella fue a ver porque estaba tan ansioso, cuando abrió la puerta, lo vio ahí lleno de sangre, y se dio cuenta de que ya no era un ángel. Se veía cansado y lo llevo al sofá. Donde le curo los raspones en sus brazos.
-¿Que paso?
-Te siento-le acaricio la mejilla con una mano.
-¿Porque lo hiciste?-pregunto Bella.
-Porque te amo y no quería dejar pasar más tiempo-termino Edward acariciando todo su rostro.
La beso con tan sutilidad que saboreo su saliva en su boca y sintió su piel junto a él. Esa noche estuvieron juntos por primera vez, aquel Ángel prácticamente era virgen y junto con ella, lloraron en su primera vez. Para ellos fue lo más mágico de todo su comienzo o ellos creían eso.
Regresaron a Estados Unidos y se casaron. Edward sentía la presencia de Carlisle Rafael en su nueva casa, con su nueva esposa e hijos. Todo fue felicidad, amor y alegría en los últimos 4 meses. Hasta que Edward se sintió mal, y lo llevaron al médico. Este le dijo que su corazón no resistiría ni un día más, ya que estaba muy débil, y necesitaba un trasplante. Bella lloro como nunca esa noche, aun sin tener un donador compatible.
- Papi se recuperara-decía Elizabeth abrazándola.
- Eso espero, mi amor
Ella no podía dejar que el muriera, acabando de regresar de la muerte. Así que tomo una decisión. Regreso a hablar con el doctor, Alice se rehusó. Aquella decisión era inaceptable. Pero ya no había marcha atrás. Busco hojas y lápiz y comenzó a escribir... 
Le habían dicho a Edward que ya había un donador, y muy rápido fueron a quirófano. La operación duro más de 3 horas. Ya cuando estaba en su habitación con sus 2 hijos, y Alice, fue que pregunto por su esposa Bella.
- Bella, ¿Dónde está?-
- Edward… Ella…-decía Alice llorando.
- ¡Dime donde esta!-grito Edward angustiado.
- Ella dejo esto, -Alice le dio una hoja doblada a la mitad. -Está más cerca de lo que tú crees-termino Alice con una lagrima mientras salía de la habitación junto a, los gemelos.
Aquel hombre aún se sentía débil y de sus ojos salieron unas lágrimas. Tomo fuerzas y abrió la carta:

“Edward Miguel, el Ángel que robo y se quedó con mi corazón. Fuiste lo más preciado que he conocido, al igual que mis hijos que han sido una bendición. 
Tú dejaste tu misión para estar conmigo y vivir la vida con los 5 sentidos. La viviste conmigo y me enseñaste muchas cosas; Una te sacrificaste por amor. 
Nunca pensamos que estuvieras enfermo, eso me destrozo el corazón, no literalmente. Fuiste mi ángel por un largo tiempo… Ahora yo me sacrifico por ti. Vive con mis hijos, y cuídalos. 
Siempre estaré a su lado, cuidando de los 3 y de Alice también. Ahora yo seré tu ángel guardián, como lo fuiste tú. 
Pero tú si vivirás hasta que Dios lo decida. 
Te amo y nunca lo dejare de hacer.
Atte. Isabella”

Aquel hombre luego de leer la carta, su mundo se cayó a pedazos.
En el funeral, Edward Miguel, que un día fue un Ángel. Lloro a mar suelto y fue ahí cuando por primera vez sintió la presencia de su Bella. 
Y escucho “Vive mi Ángel, ahora yo cuidare de ti”. 
Era algo injusto, pensaba el hombre, el cual abrazaba a sus hijos muy fuerte. Que no son de sangre pero lo que hizo Bella por Jacob ahora estaba haciéndolo por el por ella.
Hasta que pensó que Bella tenía razón. No dejaría que su sacrificio fuera en vano, aunque nunca ninguna mujer lo lleno como ella. 
Ya han pasado 2 años, ahora Edward les habla mucho a los pequeños de Jacob y Bella, diciéndoles que son las personas más importante para todos. Bella siempre ha estado a su lado acompañándolo, día y noche, en sus miedos y alegrías. 
Nunca se ha desamparado nunca de él. Como él mientras era ángel que nunca lo hacía. 
Carlisle le habla mucho de Edward a Bella, y dicho que todo su amor ha rebasado todo obstáculo o piedra en el camino y que cuando los Ángeles lloran, es una dicha porque cada lagrima es un gesto de amor y compresión hacia alguien…

Fin…


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